... y comenzó la jornada. Nos dispersamos buscando motivos para pintar.
Yo elegí una terraza en una calle alta con vistas sobre la iglesia del pueblo y el caserío. Un amable vecino marroquí -Said- me invitó a un té que me trajo mientras yo pintaba y me preguntaba sobre pintura. Este es el cuadro que pinté:
Tras el almuerzo pude hacer otro cuadro en la plaza de España, de unos veladores con una casa cuya fachada azul oscura llamaba la atención:
Luego nos reunimos para exponer nuestras obras en un café de la misma plaza:
y a continuación Luis Lomelino hizo una demostración pública de acuarela:
Tiene que ser muy interesante compartir momento así.
ResponderEliminarMe parecen muy interesantes los dos trabajos, el segundo me llama mucho la atención.
Sí...no es como pintar en tu estudio tranquilo. Cuando me senté en un banco de la plaza para hacer la 2º acuarela, me ví rodeado de niños muy pequeños que no paraban: uno con triciclo jugaba a chocar una y otra vez contra mi pierna derecha. Otro cogía mis tubos de acuarela y me preguntaba contínuamente ¿qué color es éste?; una niña de 3 años me preguntaba ¿tu vas a ser el primero?...su hermana me aclaró que quería saber quién terminaría antes el cuadro, si yo o el otro pintor que había en otro banco de la plaza; los niños corrían de un banco a otro para ver a quién le quedaba menos. Me tiraban (sin querer) las cosas, se ponían tan cerca que casi no podía ni moverme. Es una experiencia muy divertida.
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